La geografía de tu recuerdo
Laia Soler
Catedral
«Podría quemarlo todo. Una vela bastaría para convertir este montón de basura en una pira funeraria. Oigo el crepitar de mis peluches, veo sus ojos derritiéndose como mantequilla, los papeles ardiendo, el humo pegándose al techo y a las paredes. Podría hacerlo. Lo único que me detiene es que no hay agua corriente, y no estoy tan loca como para incendiar la casa entera. Imagino el anuncio:
«Se vende agradable casa familiar a reformar a dos kilómetros de Kilkerry. Dos plantas. Cocina, cuatro habitaciones, dos baños. Garaje anexo. Calcinada. Con vistas al campo. Interesados llamar a...».
La luz de las velas se derrama por las paredes, desnudas por primera vez desde que tengo memoria, y trastabilla por la montaña de basura creando un tétrico juego de luces y sombras. Mi viejo colchón gime al dejarme caer sobre él. Ropa, pósteres, cuadros, diarios, zapatos, peluches, apuntes, libros, discos. Todas mis cosas están ahí. Podría quemarlo todo porque no necesito nada de lo que dejé en esta casa».
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