RESCATADA POR UNA BESTIA (Mónica Escoda) - Especial Bella y Bestia

Hola devoralibros, ¡empezamos con la primera entrada del Especial Bella y Bestia! ¿Emocionados? Yo estoy muy ilusionada, sobre todo porque hoy veré la película en el cine jaja Os recuerdo que desde esta mañana hay publicado en el blog el sorteo de dos funkos inspirados en el clásico de Disney en dibujos, así que si aún no participáis ¡corred insensatos! Que dura muy poquito, y son preciosos, ¿quién no querría llevarse a esta parejita a casa?

En esta ocasión os traigo un relato que Mónica Escoda ha escrito para el especial, se titula Rescatada por Una Bestia. Muchísimas gracias Mónica por colaborar con nosotros y permitir que los lectores puedan disfrutar de tu relato. Sin más que decir, os dejo con él. Espero que os guste.

RESCATADA POR UNA BESTIA

Mónica Escoda

Hoy he salido de trabajar demasiado tarde, no me gusta salir a estas horas, ya que ya no hay autobuses y me toca ir caminando. Hay mucha delincuencia y no me hace mucha gracia. Estoy llegando a la zona que de la más peligrosas. Para ir a mi casa tengo que pasar por ahí me guste o no. Ya estoy cerca, mis pasos son cada vez más ligeros, ya que cuanto antes salga de esta zona mejor. Cuando llego al callejón escucho unos gritos de una chica pidiendo auxilio, no sé si acercarme o no, ya que sé que no será nada bueno. Sé que luego me arrepentiré, pero no puedo irme a casa sabiendo que hay una chica en peligro. Veo cómo hay dos chicos intentando violar a una chica. Ella forcejea para poder escapar. Saco el móvil de mi bolsillo para llamar a la policía, ellos sabrán cómo actuar. De repente, sin aviso ninguno uno, de los tipos le da una buena bofetada, yo de la impresión que me ha dado, se me ha escapado un pequeño grito y el móvil se me ha caído al suelo del susto que me he llevado.

—Mierda, creo que ya me han pillado, y encima se me ha roto la pantalla del móvil, ¿ahora qué hago? —Pienso para mí misma. 

—¿Quién hay ahí? —pregunta uno de los chicos. 

Yo me encojo todo lo que puedo para que no me vea, aunque es imposible, cuando me doy cuenta ya me tiene cogida del pelo. Empiezo a gritar y a patalear para poderme soltar, aunque me es imposible, ya que el hombre que me ha cogido es mucho más fuerte que yo. 

—Suéltame hijo de puta. —Grito a todo pulmón.

Los dos individuos se empiezan a reír, le gusta vernos asustadas. La chica de antes se pone a llorar y eso hace que estos disfruten más. 

—Mira qué tenemos aquí, una gatita salvaje. Qué bien nos lo vamos a pasar esta noche con estas dos putas. ¿Te estaba gustado lo que estabas viendo? Seguro que te has puesto súper cachonda. —Dice el hombre que tiene agarrada a la otra chica. 

—Suéltanos, cabrón. —Digo cabreada.

—Sí, gatita, os soltaremos cuando hayamos terminado, primero nos lo vamos a pasar bien, veréis como disfrutáis. —Dice el otro chico.

A mí me tiene cogida un hombre bastante fuerte y con barba, tiene pinta de ser un vagabundo, el otro no tiene barba y parce que está más cuidado. La chica no para de llorar y de gritar, a mí me está empezando también a entrar el pánico, no sé qué hacer, pero lo que sí sé es que no me voy a quedar quieta. El individuo sin barba veo que ya está empezando a subirle el vestido a la chica, cuando veo las intenciones del que me tiene agarrada, empiezo a patalear para que me suelte y no pueda llegar a violarme. Sin saber muy bien lo que hago, consigo darle una patada en sus partes. Cuando veo que se retuerce del dolor que le he causado, sin pensármelo dos veces me levanto para ir ayudar a la otra chica, ya que el otro cerdo por ponerle un nombre está a punto de violarla.

Me encuentro un palo en el suelo, no es muy grande, pero creo que algo me servirá, le doy un golpe en la cabeza y otro en la espalda. El chico del golpe cae al suelo y la chica consigue levantarse. Empezamos a correr las dos para poder salir de este callejón, y cuando estoy a punto de salir, siento que me cogen del pelo, estiro y estiro y lo único que consigo es hacerme daño, ya que él no me suelta y está arrastrándome para atrás. La chica me mira y duda si irse o quedarse para salvarme, pero no quiero que se quede, prefiero que se salve y pida ayuda. 

—Correeee, sálvate y pide ayuda, por favor. —Le digo gritando a la chica.

Veo cómo se va y mis ojos empiezan a nublarse por culpa de las lágrimas, no sé qué va a pasar conmigo, pero siento que este es mi fin. Dejo ya de luchar, ya no tengo fuerzas para pelear. El hombre de barba con su risa perversa empieza a bajarme los pantalones, mientras el otro me tiene sujeta. Cuando está a punto de bajarme las bragas, oímos un sonido fuerte, no sé de dónde proviene, pero espero que los asuste y que se vayan huyendo. El ruido desaparece y ellos vuelven a prestarme atención, siento mis bragas romperse, ya que él me las ha arrancado de un tirón. Volvemos a escuchar el mismo estallido, no sé lo que será. Ellos se asustan y me sueltan. Me levanto como puedo y me vuelvo a poner los pantalones. Cuando quiero huir, veo a un chico joven fuerte, pero parece que tiene algo en la cara, pero no sé lo que es exactamente.

Cuando veo que viene donde estamos, intento esconderme en los contenedores donde antes me había escondido. Veo cómo el chico fuerte empieza a darles golpes a los que intentaron abusar de mí. Cuando termina con ellos, me busca y me encuentra, tengo miedo de que quiera hacerme daño.

—¿Estas bien? —Me pregunta mientras me mira.

Yo me quedo embobada cuando lo miro, tiene una gran cicatriz de punta a punta de la cara, pero aun así es la persona más hermosa que haya visto. 

—Sí, gracias por salvarme. —Le digo tímida.

—De nada, no me gustan los tipos que se aprovechan de personas inocentes. — Me dice ya más simpático. 

—Me llamo Isabella. — Le digo para conseguir que me diga el suyo. 

—A mí me llaman la Bestia. —Me dice mientras hace para irse. 

—Espera por favor. —Le llamo para que no se vaya —Quiero saber tu nombre real, no creo que Bestia lo sea, además no te pega con tu perfil. —Le hablo sonrojada.

—¿Cómo que no me pega?, ¿acaso eres ciega y no me ves bien? —Me pregunta subiendo el tono. 

—No estoy ciega, te veo muy bien, porque que tengas esa cicatriz no significa que seas una bestia, yo veo que eres una buena persona, un poco más fuerte de lo normal y sobre todo veo que eres una bellísima persona, tanto por dentro como por fuera. Para que lo sepas la belleza está en el interior. 

—¡Mmm!, Gracias Bella. — Me dice un poco apenado.

—¿Por qué me das las gracias?, si eres tú el que me has salvado de ser violada por esos tipos, soy yo la que tengo que estar agradecida. ¿Sabes?, me gusta que me llames Bella. — Le pregunto confusa.

—Jajajaja, eres hermosa. Es que por mi aspecto, nadie se me acerca, doy miedo a todos y lo único que escucho es ¡vete de aquí, Bestia! Y por eso intento estar alejado de todo el mundo. Pero cuando te vi, no sé qué me pasó que mi corazón decía que te tenía que salvar de esa gente. —Contesta más animado.

—¿Has visto cómo no eres una bestia? Hay gente que no tendrá esa cicatriz en la cara, pero te pueden hacen maldades y esas personas sí se les puede considerar bestias o animales. Mira esos dos tipos me querían violar y a la otra chica también, menos mal que ella consiguió escapar. Entonces, ¿me vas a decir tu nombre, por favor?

—¡Mmm! Mi nombre es…. Adrián.

—Encantada, Adrián. Me gusta tu nombre, espero que a partir de ahora podamos ser amigos. —Digo feliz.

—Claro que sí. Bueno yo ya me tengo que ir, ya nos vemos.

—Gracias otra vez por salvarme, nos vemos. Adiós.

—Adiós. 

A partir de este momento nace una amistad. Da igual el aspecto que tengas, el físico, el color de la piel, todos somos humanos, solo nos diferenciamos en el corazón de cada uno.